¿Qué puede haber mejor que una receta apta para todos los gustos? Y es que, la lasaña es uno de esos platos que permite tantas variaciones como ingredientes hay, pero ¿de dónde proviene esta delicia? En este post te revelamos su origen y las distintas formas de prepararla que han surgido a lo largo de los años.
¿A quién no le va a gustar un majar romano del siglo I?
La palabra “lasaña” proviene del término griego “lasanon” y, este, del latín “lasanum”, que hace referencia al recipiente donde se cocinaba este tipo de pasta laminada.
Aunque son diversas las crónicas que hay acerca del origen de este plato, una de las primeras menciones que existe se remonta al siglo I d.C. en el libro De re coquianaria, escrito por el gastrónomo romano Apicio. Sin embargo, la descripción de su receta de “lagana” no era como nos imaginamos, pues su preparación se basaba en láminas de pasta rellenas de carne cocinadas al horno.
Imaginad el furor que causaba este plato que hasta el filósofo romano Cicerón hablaba en algunos de sus textos de su pasión por él, al que llamaba “lagum” y que se preparaba con tiras largas de pasta.
El glow up de la lasaña: el tomate
Cuenta Francesco Zambrini en el Libro di Cucina, que al principio los únicos ingredientes de la lasaña eran la pasta y el queso. ¿No creéis que le faltaba algo? Exacto, ¡la salsa de tomate!
En aquellos años ni conocían de la existencia de esta hortaliza. Por eso, pese a que su exportación se produjo en 1492 tras la conquista de América, no fue hasta 1881 cuando se introdujo en esta receta, según data Francesco Palma en su libro Principe dei cuochi o la vera cucina napolitana. Y desde luego, fue todo un enriquecimiento para este plato.
Si es que… ¡bendito tomate! ¡Mejora cualquier comida!
Todos se apropian su invención
Cómo será de maravillosa la lasaña que hasta los ingleses quisieron atribuirse su origen. Y es que, curiosamente, uno de los países donde más se consume es en Gran Bretaña. Por lo que, al parecer, un diario londinense asoció hechos y afirmó que la primera referencia se hizo en un recetario de 1390 dedicado al rey Ricardo II.
Pero no os preocupéis, las autoridades italianas se encargaron de demostrar que la auténtica creadora de la receta tal y como la conocemos en la actualidad fue Maria Borgogno en 1316. Asimismo, existe una fuerte vinculación de este plato con Italia y, aunque se consume en cualquier época, se suele asociar a las grandes festividades.
Por ejemplo, en Nápoles, el Jueves Lardero se cocina la lasaña de Carnaval, que se prepara con relleno de albóndigas, salchichas, queso ricotta, mozzarella y huevo cocido. ¡Incluso se ha adjudicado el Día Mundial de la Lasaña el 29 de julio!
Un universo de posibilidades
En la teoría, los principales ingredientes de la lasaña son las placas de pasta, tomate, carne, bechamel y queso. Sin embargo, son muchas las personas que personalizan la receta sustituyendo la carne por verduras o pescado o, incluso, las láminas por hojas de col. ¡El límite está en tu imaginación con este manjar!
En algunos países, además, se han popularizado recetas típicas con la base de elaboración de una lasaña tradicional. Es el caso del pasticho venezolano, en el que se sustituye la pasta por plátano, o del pastel Azteca en México, que se prepara con tortilla y salsa de tomate de chili con carne.
No obstante, el secreto de una auténtica lasaña está en utilizar ingredientes de calidad y, por supuesto, nuestra salsa de tomate Hida, ya sea boloñesa, napolitana o, quién sabe, tal vez pesto.
¿Cómo preparas tú esta receta en casa?