En un mundo donde los recursos naturales son limitados y millones de personas sufren de hambre, tirar comida es algo que debemos evitar a toda costa. Y es que, con lo buena que está la comida, ¿cómo vas a desperdiciarla? Por eso, como nos gusta cuidarte, te damos algunos consejos para reducir el desperdicio alimentario en casa. ¡Presta atención!
Planifica tus comidas
Uno de los mayores motivos por los que se desperdicia comida es por falta de planificación. Cuando improvisamos a la hora de hacer la compra o cocinar, es fácil que acabemos con más alimentos de los que realmente necesitamos o con productos que terminan caducando en la nevera. La clave está en dedicar unos minutos a planificar tus comidas semanales.
Haz una lista de lo que vas a cocinar cada día y de los ingredientes que necesitas. Esto no solo te ayudará a comprar de manera más eficiente, sino que también te ahorrará tiempo y dinero. ¡Te asegurarás de que cada ingrediente que compres sea utilizado!
Aprovecha las sobras
Con un poco de creatividad, las sobras pueden convertirse en deliciosas nuevas comidas. ¿Te ha sobrado pollo asado? Úsalo para preparar una ensalada, un sándwich o, mejor aún, dale nueva vida combinándolo con nuestro delicioso sofrito casero. Solo tienes que abrir el bote, mezclarlo con las sobras y en pocos minutos tendrás una comida deliciosa sin esfuerzo.
Otra idea es dedicar un día a la semana a hacer una comida que incluya todo lo que queda en tu frigorífico. Esto no solo evita que esos ingredientes se echen a perder, sino que también te desafía a ser más creativo en la cocina.
Conserva adecuadamente los alimentos
Saber cómo conservar correctamente los alimentos es fundamental para prolongar su vida útil y evitar que se echen a perder. Por eso:
- Congela lo que no vayas a comer pronto. Si compraste más de lo necesario o si cocinaste en grandes cantidades, no dudes en congelar lo que no vas a comer en los próximos días.
- Guarda los alimentos en recipientes herméticos. Los recipientes bien sellados ayudan a mantener los alimentos frescos por más tiempo y evitan que absorban olores de otros alimentos en la nevera.
- Aplica la técnica del “FIFO” (First In, First Out). Coloca los alimentos más viejos al frente del refrigerador o la despensa, para asegurarte de usarlos antes que los más recientes.
Compra de manera inteligente
Adoptar una actitud más consciente a la hora de comprar alimentos puede marcar una gran diferencia en la cantidad de comida que desperdicias. Evita comprar en exceso, especialmente si se trata de productos perecederos como frutas, verduras o lácteos.
Un buen truco es no ir de compras cuando tienes hambre. Esto puede sonar simple, pero cuando tienes hambre, es más probable que compres más de lo que realmente necesitas.
Utiliza todo el alimento
Una forma efectiva de reducir el desperdicio es aprender a utilizar todas las partes comestibles de los alimentos. Por ejemplo, las cáscaras de verduras como las zanahorias o los calabacines pueden utilizarse para hacer caldos.
Del mismo modo, las frutas que están un poco maduras pueden ser perfectas para preparar batidos, mermeladas o compotas. Y, si tienes pan duro, en lugar de tirarlo, ¡úsalo para hacer pan rallado!
Practica la compostación
Cuando no hay manera de aprovechar un alimento, la compostación es una excelente alternativa al simple hecho de tirarlo a la basura.
Compostar restos de comida te permite reducir la cantidad de residuos que se generan y, a su vez, devuelves nutrientes al suelo, contribuyendo a la fertilidad de la tierra.
Reducir el desperdicio alimentario no solo es beneficioso para el medio ambiente, sino que también puede ayudarte a ahorrar dinero y a disfrutar más de tus comidas. ¡Cada bocado cuenta!