Un plato de toda la vida, que hemos visto cocinar a nuestras madres y abuelas, y que nos encanta son, sin duda, las albóndigas, pero ¿te has preguntado alguna vez de dónde proviene este delicioso manjar? Como nos gusta cuidarte, te descubrimos su origen. ¡Presta atención!
Comida de ricos
Pese a que se dio a conocer entre las clases bajas como comida de aprovechamiento, la realidad es que esta receta surgió como un plato típico de los más pudientes. Pero no adelantemos acontecimientos, te lo contamos todo desde el principio.
Fueron los romanos quienes inventaron el plato y, diversos documentos, confirman que era una de las recetas preferidas y más preparadas en las mesas privilegiadas,pues eran los únicos que disponían de una buena cocina en sus domus.
No obstante, fueron los musulmanes quienes acercaron esta receta al resto de la sociedad y, en concreto, a la Península Ibérica. Estos la introdujeron bajo el término “al-bunduga”, que en árabe significa “bola” o “pelota”. Popularizaron la albóndiga entre la ciudadanía ya que era un plato que se incluía en muchos guisos y que se podía encontrar en los zocos (mercadillos).
Más tarde, en el siglo XIII, se incorporó huevo a la carne picada y especies para poder lograr bolas más compactas y sabrosas. Pero ¿de dónde viene la tradición de cocinarlas en salsa de tomate?
Un antes y un después
En la actualidad, la salsa de tomate es un imprescindible en la preparación de las albóndigas que todos conocemos. No obstante, como es lógico, no fue hasta la conquista de América y su consiguiente introducción de alimentos como el tomate, cuando se comenzó a incluir en nuestras recetas. ¡Eso sí! ¡Fue probarlo y enamoró a todos!
Debido a su fácil elaboración y bajo coste, el tomate se convirtió en el complemento perfecto para las albóndigas ya que, además, combina genial con la carne. ¿Otra ventaja? Es muy versátil y permite adaptarlo a los gustos de cada persona, desde un base con cebolla y vino blanco a otra con crema de leche o ajo. ¡El límite está en tu imaginación!
Gran versatilidad
Llevamos comiendo albóndigas más de mil años… ¡imaginad lo que han podido reinventarse! Y es que esta receta ha logrado adaptarse a las diferentes culturas y costumbres gastronómicas de cada país. Y te sorprenderá las diversas formas que existen de prepararlas.
Fritas, cocidas; dulces, saladas; con pan o con legumbres. No imaginas la cantidad de maneras en las que las puedes encontrar. En México es habitual elaborarlas a partir de carne molida de res o cerdo y rellenarlas de huevo cocido, las combinan con salsa de tomate y pimientos picantes, acompañados de arroz cocido y frijoles.
En Indonesia, sin embargo, se combinan con tallarines, queso de soja, huevos y carne frita y, comúnmente se les llama “bakso”.
En Indonesia, sin embargo, se combinan con tallarines, queso de soja, huevos y carne frita y, comúnmente se les llama “bakso”.
Por su parte, en China, también son de cerdo, pero se cuecen al vapor, hervidas o crudas. Además, su tamaño varía en función de cómo se van a comer, por ejemplo, las más pequeñas se comen en sopa.
¿Y un dato más curioso aún? En Turquía existen más de 100 variedades de esta receta… vamos, que debe ser algo así como el “paraíso de la albóndiga”.