Para mantener una alimentación saludable es importante lograr un perfecto equilibrio entre ingredientes de origen vegetal y proteínas vegetales completas. Tranquilo, aunque suene complicado, es mucho más sencillo de lo que crees. La clave está en la variedad. Pero no te preocupes, como nos gusta cuidarte, te damos algunos consejos sobre cómo incluir las proteínas vegetales en tu dieta.
¿Qué son las proteínas vegetales?
Las proteínas son las encargadas de reparar y producir células, así como de mantener en óptimas condiciones los músculos, cartílagos, piel, etc. Estas están compuestas por aminoácidos esenciales, los cuales son imposible que nuestro cuerpo genere por sí mismo. Por ello, es importante la ingesta de determinados alimentos que los contienen.
Ahora bien, es posible obtenerlos por dos vías: las animales y las vegetales, siendo estas últimas bajas en grasa, no contienen colesterol y aportan una mayor cantidad de fibra a nuestros tejidos.
¿Dónde encontrarlas?
Este tipo de proteínas se encuentra en multitud de alimentos como frutas, verduras y legumbres, lo cual significa que contamos con una amplia variedad de posibilidades. ¡Te las descubrimos!
Legumbres
Esta familia de alimentos es ideal para la ingesta de proteínas vegetales, pues contienen todos los aminoácidos esenciales para nuestro organismo. Y no, los guisos y potajes, aunque son ideales y reconfortantes en invierno, no son la única forma de consumirlos.
Por ejemplo, con los garbanzos puedes preparar un delicioso tentempié de hummus, con las lentejas una ensalada y con las judías una hamburguesa. ¡Los límites los pones tú! Así que, deja volar tu imaginación y prueba a cocinar todo tipo de recetas con estos ingredientes. Venga, que te ayudamos a dar el paso con estas ideas de nuestro blog.
Frutos secos
Las almendras, avellanas, nueces o cacahuetes son solo algunos de los frutos secos más habituales para servirte de aperitivo o snack saludable. Estos cuentan con una enorme concentración de nutrientes como proteínas vegetales y ácidos grasos Omega3.
¡Pero cuidado! Lo recomendable es consumirlos sin sal y al natural, es decir, que no estén fritos, para conservar todos sus beneficios y nutrientes intactos.
Cereales
Los más comunes son el trigo, el arroz, el maíz y la avena, aunque el que más destaca por ser una fuente de proteínas es la quinoa, la cual es la opción ideal para los intolerantes al gluten.
¿Lo mejor? Todos ellos son muy fáciles de combinar con otros alimentos y ofrecen gran versatilidad de formatos, desde salsas y guisos hasta ensaladas u horneados.
¿Cómo consumirlas?
Como habrás comprobado, todos estos alimentos son básicos y, por lo tanto, sencillos de combinar con otros, por lo que no tengas miedo de caer en las típicas recetas.
A partir de ellos puedes elaborar patés, cremas frías, ensaladas y, por qué no, también recetas más atractivas como pizzas, hamburguesas y lasañas. Y, sobre todo, procura que exista variedad y que al cocinarlas mantienes sus nutrientes.
¿Te animas a incluirlas en tu dieta? ¡Cuidarse es mucho más fácil de lo que crees!