Cuando llega el calor, todos escuchamos lo mismo: “bebe agua”, “ponte protección solar”, “come fruta”. Y aunque son consejos válidos, se repiten tanto que ya casi se ignoran. Por eso, en este artículo te traemos 7 consejos saludables para cuidarte en verano que se salen del guion habitual. Porque cuidarse no solo va de hidratarse y evitar quemaduras… también tiene que ver con cómo vives esta estación.

1. Empieza el día con alimentos frescos, pero también saciantes

La fruta de verano está buenísima, sí, pero si desayunas solo sandía o melón es probable que a media mañana tengas hambre (y no siempre saludable). La clave está en combinar alimentos frescos con ingredientes que te aporten energía de calidad:

  • Yogur natural + fruta + avena
  • Pan integral con aguacate y tomate frito 0% Hida
  • Smoothie con bebida vegetal, frutos rojos y semillas

Microtip: Añadir un poco de proteína y grasa saludable (como frutos secos o un huevo) puede ayudarte a evitar picos de azúcar y mantener la energía más estable durante la mañana.

2. Haz cenas inversas (sí, al revés)

Con el calor, el cuerpo cambia su ritmo. Y muchas veces cenamos tarde, con el estómago revuelto por el calor o la falta de hambre. Una solución interesante es adelantar la “cena fuerte” al final de la tarde (por ejemplo, a las 20:00) y dejar algo ligero para antes de dormir:

  • Un vaso de gazpacho bien fresquito
  • Un bol de fruta cortada con yogur
  • Un caldito frío de verduras o una infusión fría digestiva

Esto mejora tu descanso, facilita la digestión y evita levantarte con sensación de pesadez.

3. Aprovecha el calor para moverte… pero con cabeza

En verano no hay excusas para no moverse, pero tampoco hace falta matarse en el gimnasio a 40º. El truco está en adaptar tu actividad a los momentos más frescos del día:

  • Camina al atardecer o al amanecer, incluso descalzo por la arena si puedes.
  • Haz natación o ejercicios en el agua (una gran forma de tonificar sin impacto).
  • Prueba actividades suaves como yoga, estiramientos o pilates en casa con la ventana abierta.

Consejo extra: No subestimes los pasos del día a día: pasear en vacaciones, subir escaleras, visitar museos… todo suma.

4. Cuida tu piel desde el plato (no solo con crema)

Además de usar protección solar, puedes preparar tu piel desde dentro con alimentos ricos en betacarotenos y antioxidantes, como:

  • Zanahorias, espinacas, calabaza
  • Tomate (en crudo o cocinado)
  • Pimientos rojos, mango o albaricoques

Sabías que… El licopeno del tomate (más concentrado en salsas caseras como el Tomate Frito Hida) ayuda a proteger tu piel del daño solar desde el interior.

5. Sé más flexible con los horarios (también de comida)

La rigidez de los horarios invernales no encaja con el estilo veraniego. Si te levantas más tarde o cenas fuera de hora, no pasa nada. Escucha a tu cuerpo. Comer cuando realmente tienes hambre es mucho más saludable que hacerlo por inercia.

Por ejemplo, si desayunas tarde, puede que no necesites comer a las 14:00 en punto. Y si tu cuerpo no te pide cena después de una comida tardía, no es obligatorio forzarlo.

Mini recordatorio: La regularidad es buena, pero más importante es la calidad y la cantidad que comes, no la hora exacta.

6. Cambia la nevera, no solo la dieta

Una nevera bien organizada y con opciones saludables es medio camino recorrido. Si tienes a mano alimentos frescos y ya preparados, lo más probable es que tomes mejores decisiones:

  • Conservas de legumbres (garbanzos, lentejas…) para ensaladas rápidas
  • Pisto Hida listo para acompañar cualquier plato
  • Frutas lavadas y cortadas
  • Ensaladas de arroz, pasta o quinoa ya hechas
  • Verduras cocidas al vapor para combinar

Bonus: Tener infusiones frías, kéfir o kombucha también puede ayudarte a variar y mantener el sistema digestivo activo.

7. Haz del verano una excusa para cocinar diferente

El calor nos invita a comer menos pesado y a probar cosas nuevas. Es el mejor momento para descubrir:

  • Recetas frías como cremas de verduras, ensaladas completas o tostas
  • Cocinas del mundo: tabulé, poke bowls, hummus, ceviche…
  • Menús de un solo paso: abrir, combinar y servir. Más sabor con menos esfuerzo.

Idea Hida: Prepara una cena exprés con pisto + huevo cocido + arroz o con tomate frito 0% + ventresca + pan crujiente. Listo en 5 minutos y con ingredientes de despensa.

Y ahora… ¡A disfrutar del verano!

Cuidarse en verano no significa seguir una lista de normas ni llevar una dieta estricta. Se trata de adaptar tu forma de alimentarte, moverte y descansar al ritmo que te marca el calor, las vacaciones y los planes fuera de casa.

En Hida creemos que la salud no está reñida con el sabor ni con la comodidad. Por eso te ofrecemos productos pensados para hacerte la vida más fácil y más rica… también en verano.

La alimentación juega un papel fundamental en la salud de nuestra piel. Más allá de los cosméticos, lo que comemos influye directamente en la hidratación, elasticidad y luminosidad del rostro. ¿Quieres una piel más sana y radiante? Te contamos cuáles son los mejores alimentos para mejorar la piel desde el interior.

1. Alimentos ricos en antioxidantes: la clave contra el envejecimiento

Los antioxidantes ayudan a combatir los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro. Incorporar estos alimentos a tu dieta protegerá tu piel del daño celular y le dará un aspecto más joven.

  • Tomates: Ricos en licopeno, un potente antioxidante que protege la piel del daño solar.
  • Zanahorias: Su alto contenido en betacarotenos ayuda a mejorar el tono y la luminosidad de la piel.
  • Pimientos rojos: Fuente de vitamina C, esencial para la producción de colágeno.
  • Frutos rojos: Arándanos, fresas y frambuesas son aliados perfectos para una piel más firme y protegida.

2. Grasas saludables: esenciales para una piel hidratada

Las grasas saludables son fundamentales para mantener la elasticidad y prevenir la sequedad.

  • Aguacate: Rico en vitamina E y ácidos grasos esenciales, proporciona una piel hidratada y flexible.
  • Aceite de oliva virgen extra: Un básico en la dieta mediterránea con propiedades antiinflamatorias que favorecen la regeneración celular.
  • Frutos secos: Almendras, nueces y avellanas aportan omega-3 y vitamina E, esenciales para la piel.
  • Salmón y otros pescados grasos: Contienen ácidos grasos omega-3, que reducen la inflamación y mejoran la barrera cutánea.

3. Hidratación: el gran secreto de la piel luminosa

Beber suficiente agua es crucial para mantener una piel radiante. Además, algunos alimentos con alto contenido en agua ayudan a potenciar la hidratación:

  • Pepino y apio: Contribuyen a mantener la piel fresca y flexible.
  • Sandía y melón: Ricos en agua y antioxidantes, ideales para una piel hidratada.
  • Calabacín y espinacas: Llenos de agua y nutrientes esenciales.

4. Proteínas para una piel firme y regenerada

El colágeno es una de las proteínas más importantes para la piel. Consumir alimentos ricos en proteínas favorece su producción y ayuda a mantener la firmeza.

  • Legumbres: Lentejas y garbanzos aportan proteínas vegetales y minerales esenciales.
  • Huevos: Contienen aminoácidos esenciales para la regeneración celular.
  • Carne magra y pollo: Fuente de proteínas de alta calidad que fortalecen la piel.

5. Vitaminas y minerales imprescindibles para el cuidado de la piel

Las vitaminas A, C, D y E, junto con minerales como el zinc y el selenio, juegan un papel fundamental en la salud cutánea.

  • Verduras de hoja verde (espinacas, kale): Aportan hierro y vitaminas esenciales para la regeneración de la piel.
  • Cítricos (naranjas, kiwis, limones): Ricos en vitamina C, ayudan a la producción de colágeno.
  • Semillas de girasol y calabaza: Fuente de zinc y vitamina E, perfectos para combatir el acné y mejorar la elasticidad de la piel.

Una piel sana y luminosa no solo depende de los productos que aplicamos, sino también de los alimentos que consumimos. Una dieta equilibrada, rica en antioxidantes, grasas saludables, proteínas y vitaminas, es clave para mantener la piel hidratada, firme y protegida.

Consejo extra: complementa estos alimentos con un estilo de vida saludable, bebe agua suficiente, duerme bien y evita el estrés. ¡Tu piel lo agradecerá!

El desayuno es considerado por muchos la comida más importante del día, y no sin razón: después de horas de ayuno nocturno, es la oportunidad perfecta para reponer energías y aportar nutrientes esenciales al organismo. Sin embargo, no todos son iguales. ¿Cómo asegurarte de que el tuyo sea realmente un desayuno equilibrado? Aquí te damos las claves para lograrlo.

1. Incluye los tres macronutrientes principales

Un desayuno equilibrado debe contener una combinación de carbohidratos, proteínas y grasas saludables para proporcionar energía, saciedad y un soporte nutricional completo.

  • Carbohidratos complejos: Opta por cereales integrales como pan, avena o quinoa. Estos aportan energía sostenida gracias a su bajo índice glucémico.
  • Proteínas: Las proteínas ayudan a mantenerte lleno durante más tiempo y contribuyen a la regeneración muscular. Incluye huevos, yogur natural, queso fresco, frutos secos o alternativas vegetales como tofu.
  • Grasas saludables: Aportan energía y son esenciales para la absorción de vitaminas. Añade aguacate, frutos secos, semillas (chía, lino) o aceite de oliva virgen extra.

2. Añade frutas y verduras

Las frutas y verduras son imprescindibles para un desayuno equilibrado, ya que aportan fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes.

  • Incluye una ración de fruta fresca como plátano, manzana, fresas o naranja.
  • Prueba añadir verduras como espinacas, tomate o calabacín en tortillas, tostadas o batidos para diversificar los nutrientes.

3. Modera los azúcares

Los desayunos ricos en azúcares simples (bollería, cereales industriales, zumos azucarados) provocan picos y caídas bruscas en los niveles de azúcar en sangre, lo que puede generar hambre temprana y falta de energía.

  • Opta por endulzantes naturales como la miel, el sirope de arce o frutas maduras si necesitas un toque dulce.
  • Elige yogures naturales o griegos sin azúcar y añade fruta fresca para endulzar de manera saludable.

4. Apuesta por porciones adecuadas

El desayuno debe aportar alrededor del 20-25% de las calorías totales de tu día. Sin embargo, no se trata solo de cantidad, sino de calidad.

  • Un desayuno equilibrado podría incluir:
    • 1 rebanada de pan integral
    • 1 huevo o una porción de yogur
    • 1 pieza de fruta
    • Un puñado de frutos secos o una cucharada de semillas

5. La hidratación también es clave

Después de horas de descanso, el cuerpo necesita hidratarse para reactivar sus funciones metabólicas.

  • Comienza tu día con un vaso de agua antes de desayunar.
  • Puedes optar también por infusiones o té, pero evita las bebidas azucaradas o con alto contenido en cafeína como los refrescos o cafés muy cargados.

6. Adapta el desayuno a tus necesidades

Un desayuno equilibrado puede variar dependiendo de tus objetivos, nivel de actividad física o tiempo disponible:

  • Si buscas energía rápida: Prueba un batido con avena, plátano, yogur y semillas.
  • Si necesitas saciedad prolongada: Un bowl de avena con leche, frutos secos y fruta fresca es ideal.
  • Si tienes poco tiempo: Tostada de pan integral con aguacate, tomate y un huevo duro.

7. Organiza tu semana para desayunar mejor

La falta de tiempo es una de las principales razones por las que muchas personas no desayunan de forma equilibrada.

  • Planifica con antelación: Deja preparadas opciones fáciles como avena remojada, huevos cocidos o fruta cortada en la nevera.
  • Prueba el batch cooking: Dedica un día a preparar desayunos que duren toda la semana, como muffins de avena y plátano, barritas caseras o granola.

Ejemplo de desayunos equilibrados

  1. Tostada mediterránea: Pan integral con aguacate, tomate fresco y un huevo cocido.
  2. Bowl de yogur: Yogur natural con avena, fresas y un puñado de frutos secos.
  3. Tortilla de verduras: Huevos batidos con espinacas, pimientos y cebolla, acompañados de pan integral.
  4. Avena nocturna: Avena remojada con leche, plátano en rodajas y una pizca de canela.

Un desayuno equilibrado no es sinónimo de complicación, sino de combinar los alimentos adecuados para aportar la energía y nutrientes que necesitas para empezar el día. Siguiendo estas claves, puedes asegurarte de que tu primera comida del día sea deliciosa, saludable y fácil de preparar.

Empieza a cuidar tus mañanas y transforma tu desayuno en un momento para nutrir tu cuerpo y tu mente. ¡Tu día lo agradecerá!

Si hay un alimento que rara vez falta en nuestras despensas ese es sin duda la cebolla. Y es que, no solo se encuentra en la base de prácticamente cada receta y aporta un sabor sensacional a todos nuestros platos, también es una gran aliada para nuestra salud. Por eso, como nos gusta cuidarte, en este post te revelamos todos sus beneficios. ¡Presta atención!

Nutrientes esenciales

Las cebollas son una fuente rica de nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Por ello, al integrarlas en nuestra dieta, también estás ayudando a que se obtengan los micronutrientes básicos y necesarios.

Entre ellos, es posible encontrar un alto contenido de vitamina C, la cual es clave para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Del mismo modo, cuenta con la presencia de vitamina B6 y folato, los cuales contribuyen a una buena actividad del metabolismo y de la función cerebral. Asimismo, proporcionan potasio, que es fundamental para el equilibrio de líquidos y la salud cardiovascular.

Previene el envejecimiento

Un momento, no creas que las cebollas son la pócima del rejuvenecimiento y te vayas a atiborrar a ellas. Pese a que este alimento, junto a otros, puede ayudar a mantener nuestra piel sana, el envejecimiento depende de múltiples factores, como la exposición al sol, la dieta, la genética o su correcto cuidado.

Sí es cierto que este alimento es una fuente significativa de antioxidantes, los cuales ayudan a neutralizar aquellas moléculas que causan estrés oxidativo y que contribuyen al envejecimiento prematuro de la piel, así como otras enfermedades crónicas. Además, al contener vitamina C, contribuyen a tener una epidermis más saludable y luminosa.

Combate enfermedades

Recientes estudios indican que el consumo regular de cebollas contribuye a reducir la inflamación en el cuerpo. Esto nos es beneficioso de distintas formas:

Por un parte, contribuye a la dilatación de los vasos sanguíneos y a reducir la inflamación arterial, y, en consecuencia, a prevenir enfermedades del corazón.

Y, por otro, su consumo contribuye a reducir enfermedades crónicas, como la artritis, y a facilitar la recuperación de lesiones leves producidas tras ejercicios de alta intensidad.

Control del peso

Otra de sus características es que presenta un alto contenido en fibra y bajo aporte calórico, lo que ayuda a controlar el peso. En otras palabras, al incluir las cebollas en tus recetas, motivarás el sentirte satisfecho a la vez que mantendrás un equilibrio adecuado del consumo de calorías.

No obstante, si cuentas con problemas de este tipo, lo mejor es que acudas a un profesional de la salud para que te ofrezca orientación personalizada.

Regula el azúcar en sangre

Este alimento es una fuente de fibra dietética que permite ralentizar la absorción de carbohidratos en el intestino. Esto provoca que se retrase la digestión y, por tanto, la absorción de carbohidratos y azúcares, evitando los picos de glucosa en sangre y la necesidad de comer en exceso.

Este efecto producido por el consumo de cebollas es muy beneficioso para personas con diabetes tipo 2, ya que les ayuda a estabilizar los niveles de azúcar.

¡Ahora ya lo sabes! No hay excusas para no incluir la cebolla en cualquiera de tus comidas. No solo estarán sabrosas, ¡también cuidarás tu salud!

Seguramente habrás oído alguna vez hablar sobre las propiedades beneficiosas para la salud del tomate frito de Hida y de ese pigmento tan especial que es el licopeno, pero, ¿Qué es exactamente el licopeno y qué beneficios aporta a nuestra salud?

El licopeno es un pigmento vegetal del grupo de los carotenoides que actúa como antioxidante. Se trata de la sustancia que aporta ese color rojo tan característico de los tomates. Muchos estudios han demostrado sus numerosos beneficios para la salud, sugiriendo su consumo en nuestra dieta. Las investigaciones se centran en que, el licopeno, combate los antirradicales, protegiendo a las células humanas del estrés oxidativo, que son, entre otras, una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares, del envejecimiento, del cáncer de próstata y del síndrome de degeneración macular.

En el tomate se encuentra la mayor fuente de licopeno, sin embargo, es en el tomate frito donde se halla una mayor asimilación de éste, ya que al ser un elemento soluble en grasa, se concentra mejor. En concreto, por cada 100 gramos de tomate frito encontramos unos 25mm, sin embargo, en el tomate fresco sólo 2 miligramos.

Así que, ya sabes, acude a tu supermercado favorito o a nuestra tienda online, y compra tomate frito Hida para sacar provecho de los beneficios del licopeno en tu salud.